Reloj de pesas con sonería

Estas navidades me trajeron un reloj abandonado, sin péndulo y con mucha suciedad para ver si era posible devolverlo a la vida. La verdad es que se convirtió en un reto agradable y en una oportunidad que los nuevos dueños agradecieron.

El reloj venía montado en una caja de contrachapado forrada en lo que parecía seda roja, con un frontal de latón, números romanos sobre la esfera y la tradicional chapita de «Tempus Fugit» en la parte superior.

El movimiento no tenía marcas de identificación salvo el grabado «Made in West Germany» y un número de modelo, el 490.

Dos pesas ponían en marcha el movimiento y la sonería de medias y de horas, que actuaban con un triple martillo: uno para las medias y dos para las horas, lo que le proporciona un agradable sonido.

El primer reto fue dotarlo de un péndulo. Para ello se recicló el péndulo ficticio de un cuarzo en desuso, cargando la lenteja con el peso adecuado y adaptando la percha para que se acoplara a su enganche. Sencillo, rápido y eficaz.

En realidad el reloj no tenía más avería que un evidente exceso de aceite seco, algo de óxido y suciedad, tanto en el mecanismo como en la esfera y en la caja. Una vez bien limpio, montado, engrasado y nivelado, echó a andar con alegría.

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