Nada más devolver a sus dueños el reloj de pesas con el que estrenamos el año, me trajeron otro pequeño encargo ¿Se podría resucitar este viejo cuco, que debía llevar más de 30 años arrumbado y al que le faltaban péndulo y pesas?
El movimiento era muy sencillo, no tenía marcas ni referencias y las pletinas iban remachadas en lugar de atornilladas.
Lo primero que hice fue localizar a quien pudiera darme información sobre el tipo de péndulo, pesas y cadena que necesitaba montar el reloj. Tuve suerte y encontré a través de Ebay a un vendedor muy agradable y comunicativo (rwiles123) que sabía de lo que hablaba y supo decirme exactamente lo que necesitaba… y mandármelo a casa desde la mismísima Selva Negra 😉
Desarmado el movimiento, una buena limpieza, un aceitado adecuado y vuelta a montarlo todo, cuidando mucho a la hora de cerrar las pletinas que la torsión de las láminas que lo aguantan fuera correcta y fijándome mucho en la posición de los actuadores que impulsan los fuelles del Cucú y que hacen salir al pajarito (Lamentablemente no les hice fotografías)
Una vez colgado, el reloj demostró que tenía muchas ganas de volver a «cantar» las horas y se puso en marcha a la primera ¡Incluso antes de nivelar el péndulo definitivamente! 🙂