Reloj de bolsillo Hércules

Movimiento Roskopf

Después de haber «Resucitado» varios relojes propios me atreví a meterle mano a un par de relojes de familiares: un Seiko 5 de 1970 que necesitaba una buena limpieza y un Seiko Hi-Beat de señora que hizo vuelo libre sin motor desde una ventana, y esto me hizo «merecedor» de la confianza suficiente como para recibir la joya familiar: Un reloj de bolsillo de la márca Hércules con un alto valor sentimental.

Nada más cogerlo en mis manos pude hacer un primer diagnóstico rápido, el áncora no estaba o estaba muuuuuy mal, por que al darle cuerda, esta se descargaba rápidamente y las manecillas se ponían a dar vueltas como locas. Al menos la buena noticia era que la cuerda, el remontoir y el rodaje debían estar medio bien 🙂

Se trata de un reloj grueso, de 45mm de diámetro y con el cristal notablemente menor. De metal blanco, probablmente cromado, aunque no estoy seguro. Tiene el cuello y la corona a las 12 y a las 11 un pulsador para ajustar la hora. El diámetro de la pletina principal es de 38mm. Tanto la tapa trasera como el bisel del cristal van encajados a presión y muestran un pequeño rebaje para introducir la herramienta y poder abrirlas. Bajo la tapa trasera hay otro bisel, también encajado a presión, que no conserva su cristal, y que debía ser un guardapolvo. Encajado en la tapa trasera había un pequeño papel con el sello de la relojería de Córdoba que le hizo la última revisión.

Las únicas marcas o inscripciones visibles en el reloj son:

  • En la esfera la marca «Hercules» inscrita en un rollo a las 6 y un hombre con la bola del mundo al hombro en azul entre las manecillas y las 12.
  • En la pletina superior un sello redondo en el que se lee «Hercules * * *»
  • En la pletina principal, bajo el volante, el número «56» grabado

En internet encontré que «Hércules» fue una marca suiza utilizada por «Ad Gutmann» hasta 1949 y posteriormente por «Reconvilier Watch Cº». Ambas fabricaban relojes tipo Roskopf y este dato fue el que me abrió los ojos y orientó mis búsquedas: Tenía en mis manos un reloj con mecanismo Roskopf, no de los primeros, ciertamente, pero tampoco de las peores copias que vinieron después. Una novedad para mi y una pequeña maravilla mecánica.

Pero ¿Quién era Roskopf?

Imagen de Georges Frederic Roskopf
Georges Frederic Roskopf

Georges Frederic Roskopf fue un relojero alemán que en la segunda mitad del siglo XIX decidió crear un reloj de calidad que fuera accesible para gran parte de los trabajadores de su época y no una joya exclusiva solo al alcance de las clases pudientes. Para ello, ya viviendo en Suiza, creó un diseño nuevo que redujo el número de piezas del reloj a tan solo 57 (aproximadamente la mitad de las de un reloj de la época) y favoreció la posibilidad de su montaje en cadena en pequeños talleres especializados, por lo que se le considera el «Ford» suizo de los relojes Esto le permitió poder vender sus relojes a un precio de 20 francos, más o menos el salario de una semana de la época. ¡Esto convirtió a los relojes Roskopf en los Seat 600 de la relojería de finales del siglo XIX!

Este tipo de movimiento se caracteriza por su sencillez y robustez, incorporando las siguientes peculiaridades:

  • Tienen un rodaje de tan solo 2 ruedas en lugar de las 3 habituales
  • En lugar de utilizar la rueda de centro, es una rueda remachada al barrilete la que ataca directamente, en la parte superior, al cañón de minutos
  • El volante, grueso y masivo, ataca al áncora con una espiga metálica
  • El áncora, lateral, cuenta con espigas de acero en lugar de las habituales palas de rubí
  • Y hablando de rubies, su número se redujo al mínimo, siendo habitual que tan solo el volante, el áncora y en ocasiones la rueda de escape, cuenten con ellos

Cuando más tranquilo pude examinar el mecanismo descubrí que mi primer diagnóstico había sido correcto: El áncora no tenía las espigas metálicas que accionan sobre la rueda de escape, por lo que el rodaje giraba libre. Sumado a esto había mucha suciedad y aceite seco tanto en los rubies como en los orificios de los demás ejes.

La verdad es que el mecanismo es agradecido de trabajar: piezas, tornillos, resortes y ruedas grandes, platinas sólidas, rebajes en las pletinas para guiar los pivotes hacia sus orificios… Bien.

¿Siguientes pasos? Buscar un donante por internet para conseguir el áncora y comenzar la limpieza de la máquina:

  • Desmontaje del movimiento
  • Primera limpieza con alcohol isopropílico y ultrasonidos
  • Cepillado a fondo y secado
  • Pulido de las pletinas visibles para recuperar un poco el brillo
  • Segunda limpieza de estas en alcohol isopropilico y cepillado
  • Avivar un poco el muelle real, acariciándolo entre los dedos a contra sentido con un poco de aceite
  • Montaje del rodaje y aceitado
  • Esperar a la llegada del donante

En cuanto al donante, estuve siguiendo varios movimientos Roskopf en Ebay y en TodoColección pero al final o no eran del mismo tamaño o terminaban por irse a precios absurdos para su estado y uso o bien no me aseguraban tener el áncora como Dios manda. Finalmente tuve suerte y encontré un reloj idéntico a este pero que tenía rota la cuerda y al que le faltaba el cristal, pero que según rezaba el anuncio estaba bien de todo lo demás. Esto me daba la oportunidad de acumular mucho más recambio, lo que finalmente siempre me vendría bien.

Una vez limpia la nueva áncora y montada en su pletina, enseguida el reloj hizo intención de arrancar, pero algo no iba bien, por que no actuaba correctamente con la rueda de escape. Revisé todo, pero no encontraba el por qué no funcionaba correctamente, hasta que al mirar por enésima vez el rubí del áncora me di cuenta de que estaba roto por debajo. ¿Cómo no lo vi antes? Imagino que el golpe (o manipulación) capaz de partir las paletas de acero fue más que suficiente para romper también el rubí. Bueno, bien está lo que bien acaba, así que a por la segunda pieza a recuperar del donante.

La caja del reloj la metí el alcohol isopropílico y le di un baño de ultrasonidos, cepillándola después. Una vez pulida, a pesar de su gran desgaste, recuperó algo de gracia.

El plexi estaba bastante rayado, además de tener varias grietecitas concéntricas menos visibles. Con un paño suave y limpia vitrocerámica primero y pasta de dientes después, desaparecieron la mayor parte de las ralladuras, lo que hacía que las pequeñas grietecitas concéntricas se vieran algo más. La verdad es que el resultado es más que aceptable, pero si después de entregado veo que se deciden a darle uso al reloj, se lo cambiaré. Así podré volver a disfrutar de él unos días. Total, ese placer es lo único que cobro 😉

En este punto la situación del reloj era que funcionar, funcionaba, pero aún no estaba fino pues presentaba 2 problemas:

  1. La arandela oropel, que estaba casi plana, no ejercía suficiente presión sobre la rueda de horas, con lo que a veces se subía un poco, desenganchándose de la rueda que le transmite el movimiento y se quedaba parada o se desplazaba ligeramente.
  2. Algo no iba suficientemente fino, pues a veces al darle cuerda se paraba y había que girarlo un par de veces para que el volante arrancara de nuevo.

Pero ya es hora de irse a dormir. Otro día seguiré con la descripción.

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